Cuando comenzó a extenderse la pandemia de COVID-19 hacia el oeste de Turquía, unos 2.500 empleados y empleadas de Turkish Airlines se ofrecieron como voluntarios para tomar una licencia sin sueldo a fin de ayudar a mantener la estabilidad financiera de la compañía. Los empleados aceptaron someterse a esta medida excepcional al paralizarse los vuelos en todo el mundo en un esfuerzo por contener la propagación del virus.
El 1 de abril, el Gobierno de Turquía puso en marcha un plan de ayudas salariales para evitar los despidos en toda la economía. Turkish Airlines ha aprovechado estas ayudas para subvencionar los costos laborales de gran parte de su fuerza de trabajo. Sin embargo, los empleados que se habían ofrecido como voluntarios para la licencia sin sueldo no están recibiendo estas ayudas.
La situación es especialmente grave para los empleados mayores de 60 años. El Gobierno ha impuesto un toque de queda parcial a las personas de este grupo de edad debido al mayor riesgo que corren si contraen el coronavirus, pero Turkish Airlines está presionando a esta parte de su fuerza laboral para que se tome una licencia sin sueldo. Se trata de una violación clara de los tratados de la Organización Internacional del Trabajo ratificados por Turquía, que prohíben la discriminación por motivos de edad.
El 22 de abril, el secretario de Aviación Civil de la ITF, Gabriel Mocho Rodríguez, escribió al director general de Turkish Airlines expresando el apoyo de la ITF a la igualdad de trato reivindicada por Hava-Is. Recordó a Turkish Airlines los compromisos de Turquía en virtud del derecho internacional y reiteró la voluntad de la ITF y de sus organizaciones afiliadas de cooperar con las compañías aéreas para encontrar una solución sustentable a la crisis actual.
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