Los marinos son trabajadores y trabajadoras vitales, porque mantienen en movimiento las cadenas mundiales de suministro. La gente de mar, incluyendo a los hombres y las mujeres que trabajan a bordo de ferris, transporta alrededor del 90 % de las mercancías del mundo, entre las que se encuentran los imprescindibles suministros médicos, equipos, productos, además de pasajeros/as.
Para garantizar el transporte de las mercancías esenciales y de los/as pasajeros/as durante esta pandemia, la gente de mar continúa trabajando, abnegada, a pesar de los riesgos de contraer COVID-19. Lamentablemente, algunas empresas obvian la función vital que desempeñan estas tripulaciones y están tratando de aprovechar la pandemia para socavar las condiciones nacionales del sector, por ejemplo, está sustituyendo las tripulaciones actuales por marinos contratados con condiciones internacionales sustancialmente inferiores a las nacionales.
La pandemia no puede utilizarse como excusa por los armadores, los administradores o las agencias de contratación para incumplir su obligación de proteger los puestos de trabajo locales, las condiciones laborales locales o las normas de salud, de seguridad y económicas de una industria, sea cual sea el empleo —y especialmente si se trata de trabajadores y trabajadoras esenciales como la gente de mar—. Independientemente de la nacionalidad del marino, este merece que se le apliquen las condiciones laborales nacionales vigentes en el comercio nacional.
En el Reino Unido, muchas compañías, como Condor Ferries, Stena Line y P&O Ferries, están despidiendo a sus marinos y obligándoles a elegir entre tomarse una licencia no retribuída o la suspensión temporal de empleo. Esto coloca en una difícil situación económica a la gente de mar y sus medios de vida. Además, las compañías están utilizando la pandemia como excusa para reducir las condiciones de los convenios colectivos de trabajo vigentes desde hace mucho tiempo, algo del todo inaceptable.
En Canadá, BC Ferries pasó por alto su convenio colectivo despidiendo injustamente a trabajadores y ahora opera sus rutas con menos tripulación. Gracias a la presión del sindicato representante de los marinos, BC Ferries se vio obligada a dar marcha atrás parcialmente, pero la empresa sigue haciendo caso omiso del convenio colectivo.
"Los Gobiernos nacionales deben intervenir para garantizar que la recesión que pueda provocar el COVID-19 no se convierta en una sucesión de despidos injustos de la gente de mar o en un recorte de los salarios actuales. Hoy más que nunca, las rutas comerciales críticas para que lleguen a su destino suministros esenciales deben ser tripuladas por marinos nacionales. Aprovechar esta pandemia para erosionar aún más las condiciones en las rutas de los ferris es un oportunismo de la peor clase", afirma James Given, presidente del Sindicato Internacional Marítimo Canadiense (Seafarers International Union of Canada) y presidente del Grupo Especial sobre Cabotaje de la ITF.
Las compañías que reciben fondos estatales tienen la obligación de garantizar los puestos de trabajo para la gente de mar nacional, dado que dichos fondos proceden del dinero de los contribuyentes. Además, los Gobiernos nacionales deben imponer como condición a los empleadores receptores de fondos públicos que protejan los salarios de la gente de mar en régimen de suspensión temporal de empleo, así como que preserve las condiciones laborales vigentes y preexistentes.
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