La Federación Internacional de los Trabajadores del Transporte (ITF) señala que Australia afronta un desastre económico a raíz de la congestión de sus puertos como consecuencia del rápido empeoramiento de la crisis del cambio de tripulaciones en sus costas, al anunciarse que las tripulaciones de otros dos buques —en los estados de Australia Occidental y Victoria— se niegan a continuar navegando en un intento por conseguir ser repatriadas.
El Conti Stockholm y el Ben Rinnes son los últimos buques en quedar inactivos y bloquear atracaderos, debido a que sus tripulaciones, cuyos contratos ya han finalizado, han ejercido su derecho a negarse a navegar de forma indefinida, sumándose así al Unison Jasper, un buque transportador de alúmina retenido en Newcastle (Nueva Gales del Sur) desde la semana pasada.
El Conti Stockholm fue detenido hoy en el puerto de Fremantle, en Perth. El buque de bandera liberiana es propiedad de la compañía alemana NSB Group.
El buque se encuentra varado mientras la compañía aguarda la llegada de una tripulación sustituta. Los actuales tripulantes, de origen rumano, chino, esrilanqués, filipino y polaco, se negaron a navegar y exigieron la repatriación tras muchos meses en el mar. Estos marinos ya han finalizado su contrato y, en virtud del Convenio sobre el Trabajo Marítimo, tienen derecho a dejar de trabajar y ser repatriados a cuenta del empleador.
Hoy también subió a bordo del Conti Stockholm un miembro de la oposición laborista federal australiana, el senador Glen Sterle. El senador apoya la petición de la ITF de una respuesta coordinada por parte del Gobierno australiano en colaboración con los sindicatos y la industria para aliviar la crisis del cambio de tripulaciones.
La ITF sostiene que la incapacidad del Gobierno para introducir un sistema eficaz de cambio de tripulaciones ha tenido como consecuencia directa que un mayor número de marinos se encuentren en la situación de haber finalizado su contrato y hayan tomado las riendas del asunto para tratar de regresar a casa.
El segundo buque detenido hoy es el Ben Rinnes, de bandera de las Islas Marshall, que había sido fletado para transportar productos de soja para Cargill. El granelero de propiedad griega fue detenido en el puerto de Geelong, en Victoria, después de que inicialmente cuatro y posteriormente cinco tripulantes indicaran a la ITF que querían ser repatriados al haber finalizado sus contratos.
Todos los tripulantes del Ben Rinnes que han adoptado la decisión de darse de baja han estado a bordo del buque durante un periodo superior al máximo legal, excepto uno de ellos, que superará el límite de 11 meses en los próximos 30 días.
Uno de los tripulantes lleva más de 17 meses a bordo. Los trabajadores han explicado a la ITF que firmaron extensiones de cinco meses una vez finalizado su periodo de servicio de nueve meses, después de que los propietarios les prometieran que serían repatriados. Hasta el momento, la compañía no tiene planes de llevarlos a casa.
El coordinador de la ITF en Australia, Dean Summers, señala que la federación y el Sindicato Marítimo de Australia, afiliado a ella, están respondiendo al llamado de los marinos que ejercen su derecho humano a dejar de trabajar una vez finalizados sus contratos.
“Las tripulaciones de estos dos buques se han plantado valientemente y han dicho que no se irán de esos puertos para realizar otro periodo de servicio en lo que equivale a cárceles flotantes. Han finalizado los contratos que firmaron, y ahora se dan de baja. No es culpa suya que Gobiernos como el de Australia estén tan poco interesados en la industria naviera como para no haber tratado de encontrar, en los cinco meses que llevamos de pandemia, la forma de transportar a marinos internacionales desde y hasta nuestros puertos”, declaró Summers.
“Seamos claros: estos marinos exhaustos solo están ejerciendo su derecho humano a darse de baja de estos buques porque Gobiernos como el de Australia se niegan a abordar los problemas en torno a la crisis del cambio de tripulaciones.
“Si Australia quiere seguir beneficiándose del comercio mundial, de sus exportaciones a otros países y la importación de artículos esenciales, no puede tratar a los marinos que transportan esos artículos como si fueran esclavos.
“Estos tres buques son solo la punta del iceberg. Ante la paralización casi total del cambio de tripulaciones a escala internacional durante los últimos cinco meses, es de esperar que aumente el número de tripulaciones que deciden soltar el ancla y darse de baja en Australia, lo que tendrá repercusiones importantes para las exportaciones minerales y agrícolas del país, así como para su flujo de importaciones. Estamos ante una emergencia económica y humanitaria.
“La crisis del cambio de tripulaciones va en aumento, pero también crece el valor de los marinos para plantarse y luchar. Llegará el momento en que decidan darse de baja, independientemente de que los burócratas y los políticos se hayan organizado o no”, concluyó Summers.