John Samuelsen, del Sindicato de Trabajadores del Transporte (TWU), Lori Bassani, de la Asociación de Auxiliares de Vuelo Profesionales (APFA), y Mike Perrone, de la organización Especialistas Profesionales en Seguridad Aérea (PASS), subrayaron ante la Subcomisión de Aviación de la Cámara de Representantes la trascendencia decisiva de garantizar unas normas de seguridad estrictas en vuelo y en tierra.
Samuelsen destacó las repercusiones que está teniendo la deslocalización de las tareas de mantenimiento de los aviones por parte de las compañías aéreas estadounidenses, que evitan así las normas de seguridad más estrictas impuestas por la Administración Federal de Aviación dentro de la jurisdicción estadounidense. El Congreso ya ha exigido en dos ocasiones que el regulador y el Departamento de Transporte de los Estados Unidos actúen para poner fin este doble rasero, pero hasta ahora no se ha adoptado ninguna medida al respecto.
También se refirió al grave problema sanitario provocado por la contaminación del aire, que afecta en particular a las tripulaciones de cabina, debido a su exposición prolongada a los fluidos que se filtran al avión a través del suministro de aire que se respira en la cabina. Los sindicatos exigen que los aviones estén equipados con sensores para alertar a la tripulación de la presencia de gases tóxicos, de modo que puedan tomar medidas para protegerse a sí mismos y al pasaje.
A raíz del accidente del vuelo 302 de Ethiopian Airlines, los legisladores también escucharon los testimonios de los familiares de las víctimas que murieron en este siniestro. Boeing, compañía fabricante del 737 MAX 8, sigue teniendo que rendir cuentas por poner en peligro la vida tanto de los miembros de la tripulación como de los pasajeros.
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