El premio, entre cuyos finalistas se encontraban también Jeff Bezos, de Amazon, y Dara Khosrowshahi, de Uber, se sometió a una votación pública mundial en la fase previa al Congreso de la CSI. Los contendientes son todos líderes de grandes empresas, conocidos por abusar de los derechos de los trabajadores.
O'Leary encabeza la votación exactamente un año después de que Ryanair anunciara, por primera vez, que reconocería a los sindicatos. Gracias a la inmensa presión de sus trabajadores y de los sindicatos, y al cuestionamiento al que estaba sometido su modelo de gobernanza y los obstáculos para el crecimiento futuro, Ryanair acabó admitiendo que los sindicatos tienen un lugar legítimo en su empresa.
A pesar de que se lograron algunos progresos, queda un largo camino hasta que Ryanair pueda considerarse un empleador justo. La gran mayoría de los trabajadores y las trabajadoras aún no han visto ninguna mejora en sus salarios o condiciones de trabajo, y la compañía continúa aplicando en varios países prácticas laborales injustas y tácticas antisindicales.
Además, Ryanair y O'Leary han sido demandados en los Estados Unidos por engañar a los inversores sobre las relaciones laborales de la empresa, que podrían haber inflado artificialmente el precio de sus acciones. El próximo mes sabremos si O'Leary deberá comparecer ante un tribunal de Nueva York.
En su intervención en el Congreso de la CSI, el secretario general de la ITF, Stephen Cotton, dijo: "Gracias a todos y a todas los que participaron en la votación de la CSI por hacer la elección correcta. La ITF, los trabajadores de Ryanair y sus sindicatos saben bien por qué Michael O'Leary es considerado el peor jefe.
"Los hombres y mujeres que trabajan en Ryanair están orgullosos de estar en la aviación, pero reclaman dignidad en su lugar de trabajo. En la ITF, en la CSI y en todas las demás federaciones sindicales mundiales haremos todo cuanto esté en nuestra mano para ayudarles a firmar buenos convenios colectivos".
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