Desde la Federación Internacional de los Trabajadores del Transporte (ITF) aprovechamos la oportunidad que nos brinda hoy el Día Mundial de la Justicia Social para poner el foco de atención en algunos sindicalistas del sector del transporte perseguidos en el mundo.
Las personas que ejercen el activismo sindical a menudo pagan un precio muy alto simplemente por defender los derechos y la dignidad de quienes mantienen el mundo en movimiento. Desde aquí, condenamos rotundamente la persecución del colectivo sindicalista y exigimos la liberación inmediata de quienes han sido objeto de una detención o un exilio injustos.
Stephen Cotton, secretario general de la ITF, señala: “Quien ataca a un sindicalista nos ataca a todos nosotros. El movimiento sindical mundial se mantiene unido hoy, y todos los días de todos los años, junto a quienes sufren a manos de Gobiernos antidemocráticos por participar en actividades sindicales. El poder colectivo de los sindicatos es la fuerza más formidable contra las conductas en la sociedad que provocan división. A esto nos referimos en el movimiento cuando decimos: ‘Un ataque contra uno es un ataque contra todos’”.
Nefasto panorama mundial
Las últimas cifras del Índice Global de los Derechos de la CSI revelan una dura realidad:
- En el 87 % de los países se vulnera el derecho de huelga.
- En el 79 % de los países se vulnera el derecho a la negociación colectiva.
- En el 74 % de los países se obstruye o niega el registro de sindicatos.
- En el 43 % de los países se restringe la libertad de expresión y de reunión.
El personal del transporte y sus sindicatos a menudo se llevan la peor parte de estas vulneraciones. La criminalización, las represalias y los ataques contra dirigentes sindicales siguen estando muy extendidos en todo el mundo.
Detención y exilio arbitrarios de sindicalistas del transporte
Carol Ng, Hong Kong
Carol Ng, expresidenta de la extinta Confederación de Sindicatos de Hong Kong (HKCTU) y firme defensora del personal del transporte y de la aviación, se ha convertido en un símbolo destacado de las víctimas de la represión en Hong Kong. Carol fue miembro de la ya inexistente base de tripulación de cabina de British Airways en Hong Kong y secretaria general de la Asociación Internacional de Tripulantes de Cabina de British Airways en Hong Kong (BAHKICCA), afiliada a la ITF.
El 19 de noviembre de 2024, Carol fue sentenciada a cuatro años y cinco meses de prisión en virtud de la radical Ley de Seguridad Nacional, condenada —junto a docenas de figuras prodemócratas más— por “conspiración para cometer subversión” al participar en primarias democráticas en 2020.
La ONG Hong Kong Labour Rights Monitor (HKLRM) ha criticado duramente estas penas, a las que denomina una “represión contra el afán de democracia del pueblo de Hong Kong” que “lo priva flagrantemente de sus derechos civiles”. Según HKLRM, las condenas y sentencias —algunas de hasta diez años— violan el derecho internacional.
El director ejecutivo de HKLRM, Christopher Mung, describe la Ley de Seguridad Nacional como “un arma del Gobierno autoritario” para silenciar a la sociedad civil y añade: “Este es un momento crítico para que la comunidad internacional muestre su solidaridad y exija la liberación inmediata de estas personas y demás prisioneros políticos. Dada la incapacidad de operar de la mayoría de los sindicatos, grupos de la sociedad civil y partidos políticos de la oposición, no debemos permanecer en silencio”.
Las propias palabras que Carol Ng pronunció durante su proceso judicial ponen de relieve su inquebrantable creencia en el uso de medios legislativos pacíficos para conseguir mejores condiciones para los trabajadores y trabajadoras de Hong Kong:
“La participación en las elecciones primarias fue una forma de entrar en la asamblea legislativa, permitir a los trabajadores y las trabajadoras beneficiarse de los frutos del desarrollo socioeconómico y proteger los derechos laborales, no de subvertir el Estado”.
El coraje de Carol Ng ilustra la determinación de los y las activistas sindicales del sector del transporte a pesar de los graves riesgos que corren. Su detención prolongada pone de relieve los peligros que afrontan las personas que defienden la negociación colectiva y las libertades sindicales en entornos represivos.
Sticks Nkambule, Esuatini
En Esuatini —citado por la CSI como uno de los países más peligrosos del mundo para los trabajadores y las trabajadoras—, los dirigentes sindicales suelen ser objeto de acoso y detenciones o verse forzados a esconderse. Sticks Nkambule, secretario general del Sindicato de Trabajadores del Transporte, las Comunicaciones y Afines de Suazilandia (SWATCAWU), permanece en el exilio desde que las autoridades lo incluyeran en una lista de personas buscadas en un ambiente de represión brutal. Ya han transcurrido dos años desde el intento de asesinato de Sticks, un desagradable aniversario que subraya el clima tóxico de Esuatini para el activismo sindical.
La ITF, en una reciente declaración con motivo de este aniversario, condenó el “ataque intolerable a la libertad de asociación” y exigió la retirada inmediata de los falsos cargos contra Nkambule.
El presidente de la ITF, Paddy Crumlin, declaró: “El hecho de que el camarada Sticks permanezca en el exilio por falsos cargos motivados políticamente es un ataque intolerable a la libertad de asociación y la dignidad de cada trabajador y trabajadora […] Rechazamos rotundamente estos actos de represión y exigimos su liberación inmediata”.
En el 46.º Congreso de la ITF celebrado en Marrakech, las delegaciones aprobaron unánimemente la Resolución A08, por la que la federación se compromete a seguir mostrando su solidaridad inquebrantable con el SWATCAWU.
“Por muy cruel que sea la dictadura o por muy larga que sea la lucha, la ITF nunca abandonará a nuestros compañeros y compañeras de Esuatini”, concluyó Crumlin. “Juntos derribaremos los muros de la tiranía para que todos los trabajadores y trabajadoras puedan vivir y trabajar sin miedo en un Esuatini verdaderamente democrático”.
Ebrahim Madadi y Davood Razavi
En Irán, el Sindicato de Trabajadores de Autobuses de Teherán lleva mucho tiempo siendo un objetivo principal de la represión del Gobierno. Los trabajadores jubilados Ebrahim Madadi y Davood Razavi, dos figuras fundamentales del sindicato, siguen injustamente encarcelados por su activismo sindical.
Ebrahim Madadi, exvicepresidente del Sindicato de Trabajadores de la Empresa de Autobuses de Teherán y Alrededores, fue detenido nuevamente el 11 de agosto de 2024. Sus problemas con la justicia se remontan años atrás, marcados por las constantes detenciones por defender los derechos laborales. Anteriormente fue condenado a una pena de tres años y medio por cargos similarmente infundados. También se presentaron cargos contra él por organizar un evento el Primero de Mayo de 2015, que inicialmente le acarreó una sentencia de prisión de cinco años y tres meses, aunque más tarde el Tribunal Supremo redujo la condena a un año. Pese a su delicado estado de salud, las autoridades han decidido que cumpla su condena.
Davood Razavi, miembro de la junta directiva del sindicato, fue detenido el 27 de septiembre de 2022 por participar en actividades sindicales y reunirse con representantes sindicales franceses. Soportó cuatro meses de confinamiento solitario sometido a un intenso interrogatorio.
El juicio concluyó con una sentencia de cinco años de prisión para Razavi y la prohibición de participar en actividades sindicales durante dos años, una decisión que se confirmó en apelación. Actualmente está cumpliendo condena en la prisión de Evin y ha necesitado recientemente tratamiento hospitalario por problemas médicos.
Estos casos son emblemáticos de la represión sistémica generalizada. Las autoridades iraníes tratan como delito penal el mero hecho de reunirse con compañeros sindicalistas o intentar celebrar el Día Internacional de los Trabajadores. La dirección del sindicato ha denunciado reiteradamente la persecución del Estado.
El derecho a las actividades sindicales no se negocia
En su 46.º Congreso, celebrado en Marrakech el pasado mes de octubre, la ITF reafirmó su convicción de que los derechos laborales y sindicales son derechos humanos. Los ataques a los derechos laborales en todo el mundo, incluidos los principios y derechos fundamentales en el trabajo, erosionan la democracia y fomentan la división entre las personas trabajadoras.
Hoy, con motivo del Día Mundial de la Justicia Social, apoyamos a todos los sindicalistas víctimas de la persecución. Ratificamos nuestro compromiso de manifestarnos, actuar y defender con determinación los derechos fundamentales de los trabajadores y las trabajadoras del transporte en todo el mundo.
Instamos:
- a los Gobiernos de todo el mundo a exigir el fin de los enjuiciamientos con motivaciones políticas y la derogación de la legislación draconiana y punitiva que se utiliza para perseguir al colectivo sindicalista;
- a las organizaciones internacionales a intensificar su escrutinio y adoptar medidas —diplomáticas, legales o de otra índole— contundentes y sin ambigüedades para proteger a activistas sindicales como Carol Ng, Sticks Nkambule, Ebrahim Madadi y Davood Razavi.
“Los derechos laborales son la columna que vertebra la justicia social; sin ellos, la democracia no puede prosperar”, señala Crumlin. “La solidaridad del movimiento obrero mundial es nuestra mayor defensa contra los regímenes opresores, y hoy ratificamos nuestro compromiso de permanecer codo con codo con cada sindicalista objeto de persecución. No descansaremos hasta que consigamos la puesta en libertad de todos ellos”.