Estamos lejos de haber superado la crisis sanitaria, pero debemos organizarnos desde ya.
La ITF y el Consejo Global Unions, que representa a trabajadores y trabajadoras de todos los sectores económicos y todas las regiones, vienen defendiendo con firmeza la necesidad de que el FMI y el Banco Mundial coordinen una respuesta económica mundial a esta crisis que beneficie a los trabajadores y las trabajadoras.
En todas las regiones, los bancos, las multinacionales y los grupos financieros han organizado grupos de trabajo para la recuperación con el fin de elaborar propuestas que consigan influir en los Gobiernos, los bancos centrales y las instituciones financieras internacionales. Estos poderosos organismos corporativos han sido los principales defensores de las políticas de austeridad impuestas a lo largo de los últimos 40 años, cuyo legado son nuestras economías actuales, construidas sobre la explotación, la codicia y el antisindicalismo.
El informe de Oxfam de 2020 dibuja un panorama devastador fruto de dicha labor: los 2.153 milmillonarios del mundo poseen hoy más riqueza que los 4.600 millones de personas que representan el 60 % de la población mundial. Los 22 hombres más ricos del mundo tienen más riqueza que todas las mujeres de África.
La pandemia también pone de manifiesto las deficiencias de nuestros sistemas de salud y bienestar y los servicios públicos conexos, emanadas de la privatización. No es una coincidencia que todo esto haya sucedido en concierto con un ataque implacable al movimiento sindical. En todas las regiones se ha impuesto una serie de leyes antisindicales para dificultar enormemente la labor de organización y de representación efectiva de los trabajadores y las trabajadoras. El personal portuario es muy consciente del antisindicalismo que ha venido de la mano de la automatización de los puertos, al igual que de las deficiencias de los sistemas de seguridad impuestos por las empresas, caracterizados por la responsabilidad individual y un nivel inaceptable de muertes. La trinca es un trabajo peligroso y solo la deben realizar estibadores capacitados. Está claro que necesitamos una regulación adecuada de toda la industria del transporte marítimo y preservar las normas de empleo nacionales en las cadenas de suministro nacionales.
Incluso antes de la pandemia, hemos sido testigos de un aumento del desempleo, las desigualdades y la explotación. La ITF representa a trabajadores y trabajadoras de empresas de las cadenas de suministro donde siguen ocurriendo estos abusos laborales. Tenemos que transformar las economías para que dejen de lado el empleo precario y mal pagado. Necesitamos un nivel de intervención estatal sin precedentes, con paquetes que estimulen la creación de empleos que desarrollen una economía sostenible y frenen el ataque a gran escala al mercado laboral y al medioambiente. Necesitamos medidas de alcance mundial para poner fin a la explotación que supone la práctica del dumping social y para hacer frente a la elusión y la evasión fiscales, entre otras formas de incumplimiento de las responsabilidades. Los trabajadores y sus sindicatos deben estar presentes al más alto nivel, codo con codo con las empresas, los Gobiernos, las organizaciones de la sociedad civil y las instituciones multilaterales.
Los portuarios comprendemos los fallos del sistema actual y reconocemos la importancia de una iniciativa de organización desde las bases para lograr el cambio que necesitan los trabajadores y las trabajadoras. Bajo el liderazgo del Comité de la Sección Portuaria y de sus presidentes, la Sección Portuaria de la ITF ya ha lanzado un contundente plan de organización en todas las regiones para enfrentar este desafío y continúa trabajando para garantizar que los principales puertos cuenten con representación sindical y afiliación a la ITF.
Los principales partidos políticos y medios de comunicación confluyen en torno a un sistema neoliberal que ha consolidado la avaricia corporativa y ningunea las necesidades públicas y los derechos de los trabajadores y las trabajadoras. Pero esta crisis nos brinda, de hecho, la oportunidad de concienciarnos sobre la necesidad de cambiar nuestra sociedad, su modo de vida, modo de propiedad, modo de producción y relación con la naturaleza y el medioambiente.
LA CARTA DE LA ITF PARA EL CAMBIO REIVINDICA:
- un marco de salud y seguridad ocupacional para los trabajadores y las trabajadoras liderado por los sindicatos
- una regulación estricta de la externalización, incluidas la estiba y las operaciones por control remoto
- una regulación más estricta de la industria del transporte marítimo
- preservar las normas de empleo nacionales en las cadenas de suministro nacionales
- planes de jubilación/pensión debidamente financiados
- programas de creación y estímulo del empleo
- la derogación de la legislación antisindical, para poner fin a los ataques a los sindicatos
- reestructurar las economías nacionales y mundiales para promover la distribución equitativa de la riqueza
- igualdad y diversidad
- acabar con el dumping social
- reestructurar los sistemas fiscales para favorecer a los trabajadores y las trabajadoras
- revertir la privatización de las principales industrias
- abolir los paraísos fiscales/planes de elusión de impuestos
- viviendas asequibles
- reformas bancarias
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