DECLARACIÓN CONJUNTA DE LA ITF Y EL SINDICATO ILWU CANADA
Primer aniversario del hundimiento del Ingenika y la muerte de Troy Pearson y Charley Cragg en el desempeño de su trabajo
10 de febrero de 2022, Londres/Vancouver
La Federación Internacional de los Trabajadores del Transporte (ITF) y nuestra familia sindical mundial, junto con el sindicato International Longshore Warehouse Union (ILWU) de Canadá y el resto de las organizaciones sindicales canadienses afiliadas a la ITF, conmemoramos con profunda tristeza el primer aniversario de la trágica —y evitable— muerte de los trabajadores de remolcador Troy Pearson y Charley Cragg.
A primera hora del 11 de febrero de 2021, Troy Pearson (de 58 años) y Charley Cragg (de 25) murieron a bordo del remolcador Ingenika cerca de Kitimat, en la Columbia Británica (Canadá). La embarcación se hundió mientras remolcaba una gran barcaza por el canal Gardner en dirección a la central hidroeléctrica de Kemano, perteneciente al grupo Rio Tinto, situada a unos 70 kilómetros en línea recta al sur de la localidad de Kitimat.
Aquel día, una tormenta azotaba el canal con vientos gélidos de más de 70 nudos por hora y temperaturas inferiores a los -20 °C. A pesar de estas condiciones potencialmente mortales, la gerencia de la empresa de remolcadores Wainwright Marine, en la que estaban empleados Troy y Charley, tomó la funesta decisión de enviarlos a trabajar en un remolcador de dimensiones mínimas, no apto para tales condiciones meteorológicas.
En las horas, días, semanas y meses siguientes, las familias de Troy y Charley no han dejado de llorar la pérdida de su marido, padre, hijo o hermano. Compartimos su dolor y su rabia ante la competición a la baja y las imprudencias que siguen cometiendo las compañías remolcadoras en la Columbia Británica y en muchos otros lugares del mundo.
Las familias lloran la pérdida de sus seres queridos y reclaman medidas
Genevieve Cragg, la madre de Charley, reflexiona sobre la pérdida de su hijo en el aniversario de su muerte:
“Es imposible ‘superar’ la pérdida de un ser querido, de uno de los tuyos. El tiempo no cura, y el dolor no cesa jamás. Intentas adaptarte, aprender a asimilarlo y sacar fuerza día tras día. No quiero que lo que le ocurrió a Charley le suceda a ningún marino ni a sus seres queridos. Una pérdida así deja a su paso un estela de devastación”.
Cragg reclama cambios urgentes en el sector: “Me gustaría colaborar con el Ministerio de Transporte de Canadá para mejorar la seguridad tanto de las compañías remolcadoras como de sus tripulaciones. También me gustaría que WorksafeBC [el organismo encargado de la prevención y la seguridad ocupacional en la Columbia Británica] estuviera más presente y defendiera más abiertamente los derechos de los trabajadores, para que puedan trabajar de forma segura a bordo. Queda mucho por hacer, y necesitaremos muchas voces para conseguir cambios”.
Judy Carlick-Pearson, cónyuge de Troy, participa en la campaña que reclama la recuperación de los restos del naufragio del Ingenika, para poder llevar a cabo una investigación exhaustiva, y reclama a las autoridades un cambio de mentalidad.
“He transformado gran parte de mi rabia e impotencia en persistencia y resiliencia para lograr algunos cambios importantes en el sector de los remolcadores”, explica a la ITF.
“Estamos trabajando estratégicamente con distintos interlocutores —como sindicatos y miembros de la Cámara de los Comunes, la Asamblea Legislativa y el Gobierno— para por fin poner sobre la mesa la importancia de la industria de los remolcadores. Debe haber una mayor protección y concienciación sobre estos trabajadores, porque, en estos momentos, parece que los han abandonado en el mar”.
Carlick-Pearson cuenta su historia en un cortometraje que la ITF presentará próximamente, coincidiendo con el lanzamiento de la campaña mundial de la ITF sobre el sector de los remolcadores.
La ITF lanzará una campaña mundial sobre las cadenas de suministro del sector de los remolcadores para evitar que se repita la tragedia del Ingenika
“Al cumplirse un año de esta tragedia, nos reunimos para llorar la pérdida de Troy y Charley, pero también para subrayar que, como movimiento mundial de trabajadores y trabajadoras, nos disponemos a pasar a la acción. Nos negamos a permitir que tragedias como esta afecten a más tripulantes de remolcadores y a más familias”, afirma el secretario general de la ITF, Stephen Cotton.
“Reclamamos seguridad y protección para el sector de los remolcadores en la Columbia Británica, en Canadá y en el resto del mundo. Frenar la competición a la baja que a diario imponen los clientes que contratan remolcadores es una de las prioridades máximas de la ITF este año. El sistema actual antepone el ahorro de un puñado de dólares a las vidas y el sustento de las tripulaciones de los remolcadores, mientras las navieras y las grandes compañías se embolsan beneficios descomunales”.
“Dentro de dos semanas lanzaremos nuestra campaña mundial para reclamar a las compañías que contratan remolcadores que rindan cuentas de las decisiones que se adoptan, en su nombre, a lo largo de sus cadenas de suministro. Todos debemos asumir la responsabilidad de evitar que se repitan tragedias como la del hundimiento del Ingenika”, recalca Cotton.
El Ministerio de Transporte de Canadá mira hacia otro lado, cautivo de las corporaciones
La Sección 400 del sindicato canadiense ILWU, que representa a los tripulantes de remolcadores de la Columbia Británica, lamenta también la pérdida de Troy y Charley y se ha unido a las familias para reclamar al Ministerio de Transporte de Canadá y a Rio Tinto —la multinacional que contrató el remolcador— que recuperen los restos del naufragio del Ingenika e instar al ministerio a establecer una regulación y un control del cumplimiento adecuados.
“El Ministerio de Transporte de Canadá debe implementar con carácter urgente la normativa del sector y regular los vacíos legales, porque debemos impedir que se repita otro siniestro como el del Ingenika. No se debe obligar a las tripulaciones de los remolcadores a trabajar con riesgo de sufrir lesiones o de morir en el ejercicio de sus funciones”, subraya Jason Woods, presidente de la Sección Marítima (400) del ILWU. “Charley murió en su primer día de trabajo a bordo de un remolcador. ¡Su primer día de trabajo en un remolcador! ¿Cómo es posible que esto suceda?”.
“Estamos viendo como algunas empresas remolcadoras básicamente escriben las leyes que más tarde se les exige cumplir. Las empresas quieren ahorrar a toda costa, y el Gobierno se lo permite. Y los clientes, como Rio Tinto, miran hacia otro lado. Pero ¿cuál es el precio, en términos de salud y seguridad, de ahorrar un puñado de dólares aquí y allá? Nuestras vidas: ese es el precio”, concluye Woods.
Peter Lahay, coordinador de la ITF en Canadá, afirma: “A pesar de que las muertes de Troy y Charley pudieron evitarse, el sector de los remolcadores canadiense no ha aprendido la lección tras estos imperdonables fallecimientos, como tampoco lo han hecho nuestros organismos reguladores”.
“La ITF expresa su solidaridad con las familias de Troy y Charley y con las organizaciones afiliadas del sector marítimo de Canadá en su lucha por una regulación, una supervisión y una ejecución adecuadas de las normas de seguridad en el sector de los remolcadores. Un año después del hundimiento del Ingenika, las afiliadas a la ITF vuelven a reclamar al Ministerio de Transporte de Canadá que exija el establecimiento formal de sistemas de gestión de la seguridad a las flotas de remolcadores de pequeñas dimensiones con escasa tripulación”.
Lahay señala que los organismos reguladores hicieron caso omiso de las advertencias de los sindicatos cuando decidieron, hace una década, no exigir a los remolcadores de pequeñas dimensiones la adopción de sistemas de gestión de la seguridad y excluirlos de la supervisión reglamentaria a la que está sujetos los buques nacionales. “El Ministerio de Transporte sabía que los trabajadores solicitaban protección, pero optó deliberadamente por ignorar nuestras advertencias", añade.
Desde 2016, la Oficina de Seguridad del Transporte de Canadá ha registrado 350 accidentes de remolcadores y barcazas en todo el país, entre los que se incluyen 24 hundimientos, y dos víctimas mortales.
La ministra de Trudeau debe cancelar los contratos del Gobierno con la empresa de remolcadores
Lahay afirma que los sindicatos han recibido pruebas documentales de que el Gobierno federal canadiense, a través de su Ministerio de Pesca y Océanos (DFO), continúa contratando remolcadores de Wainwright Marine, la empresa que ordenó a Troy y Charley trabajar el día de su muerte, a pesar de que dichos contratos “carecen totalmente de normas de seguridad”, según el coordinador de la ITF.
“Joyce Murray, la ministra competente del Gobierno del Partido Liberal de Trudeau, tiene la responsabilidad de suspender los contratos de Wainwright sufragados con fondos públicos hasta que tenga el convencimiento de que la cadena de suministro de servicios de su ministerio cuenta con una normativa de salud y seguridad que garantice que lo ocurrido a Troy y Charley no se repita”.
“Mientras gigantes de la minería como Rio Tinto y contratistas de la envergadura del Gobierno federal de Canadá sigan mirando hacia otro lado cuando mueren en su nombre trabajadores de sus cadenas de suministro, esta situación seguirá empeorando, y se seguirán produciendo más muertes evitables”.
“Las familias y los sindicatos están desesperados porque saben que es solo cuestión de tiempo que se repita con otros operarios de remolcadores lo que les ocurrió a Troy y a Charley. Los trabajadores están muriendo debido a esta funesta competencia a la baja”, sentencia Lahay.
FIN
Antecedentes:
- Peter Lahay, coordinador de la ITF en Canadá, señala que “en Canadá, las empresas de remolcadores están aprovechando su poder para influir sobre el organismo regulador y eludir la aplicación de la legislación vigente”.
- “Esto permite a las empresas imponer sus intereses de dos maneras. En primer lugar, convenciendo al Ministerio de Transporte de Canadá para que no les exija el cumplimiento de la normativa que no les interesa. En segundo lugar, influyendo en el desarrollo de la normativa a través de la introducción de vacíos legales de los que pueden beneficiarse. Un malsano equilibrio de influencias favorece los intereses de los empresarios sobre los de los trabajadores. Este tipo de captura normativa beneficia los intereses empresariales a expensas de la salud y la seguridad de los trabajadores y el medioambiente”.
- “Por ejemplo, no se exige a las embarcaciones de menos de 15 toneladas contar con sistemas de gestión de la seguridad ni pasar inspecciones periódicas. Los operadores de remolcadores llevan décadas matriculando embarcaciones con menos de 15 toneladas para eludir el cumplimiento de la normativa, lo que ha dado lugar a las deficiencias de las que adolece el sector. Debido a esta laguna jurídica, las empresas de remolcadores no están obligadas a cumplir con normas sobre tripulación mínima, disposiciones sobre horas de trabajo y de descanso seguras o requisitos de capacitación. Las consecuencias, como vimos el año pasado, son funestas”, indica Lahay.
- Jason Woods, presidente de la Sección 400 del ILWU, subraya: “Con demasiada frecuencia vemos remolcadores pequeños, tripulados por dos o tres personas no cualificadas, operando las 24 horas del día en condiciones peligrosas. Cuando los sindicatos, como la Sección Marítima (400) del ILWU o el Gremio Canadiense de Servicios Mercantiles, denuncian a estas embarcaciones ante el Ministerio de Transporte, este no hace cumplir la ley”.
Acerca de la ITF: La Federación Internacional de los Trabajadores del Transporte (ITF) es una federación democrática, encabezada por sus organizaciones sindicales afiliadas, reconocida como la principal autoridad mundial en materia de transporte. Luchamos fervientemente para mejorar la vida laboral, conectando a sindicatos de 147 países para garantizar los derechos, la igualdad y la justicia de sus miembros. Somos la voz de casi 20 millones de trabajadores y trabajadoras del transporte de todo el mundo, incluidos más de un millón de marinos.
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