Las autoridades panameñas optaron por desatar la violencia policial contra los activistas sindicales y detener a manifestantes pacíficos en lugar de abordar los problemas de seguridad urgentes que ha venido denunciando el personal que trabaja en el canal.
Los capitanes de remolcadores representados por la Unión de Capitanes y Oficiales de Cubierta (UCOC) denuncian la violencia con la que la policía del país disolvió una protesta el 29 de abril de 2021. Estos trabajadores y trabajadoras ayudan cada año a atravesar el canal de Panamá a más de 12 000 buques.
Las fotos y los videos captados por espectadores horrorizados muestran a la policía lanzando gases lacrimógenos contra los manifestantes y posibles disparos. La policía detuvo a varios activistas sindicales.
La UCOC y otros sindicatos panameños que representan a la fuerza laboral del canal llevan reclamando condiciones laborales más seguras desde que se produjeran varios incidentes. Están enojados por las declaraciones del administrador del canal, Ricaurte Vásquez, quien, según ellos, no está al tanto de las peligrosas condiciones laborales en el canal.
“Nos están poniendo unos turnos demasiado exhaustivos”, explicaba Zaide Morán a Notitrans. “Nosotros somos madres, nosotros somos padres, nosotros somos amas de casa. No es posible que llegues a laborar a una hora y salgas 12 o 13 horas después, y vuelvas a la jornada siguiente a hacer lo mismo”.
“Nos han quitado un día de trabajo por más horas laborables. Ahora venimos cuatro días a la semana, pero con jornadas de 12 horas”.
A los trabajadores y trabajadoras del canal les preocupa que pueda producirse un incidente aún peor que el encallamiento del Ever Given en el canal de Suez. Les preocupa que muera gente.
El sindicato reivindica una modificación urgente de los horarios de trabajo y los turnos para frenar la fatiga mortal que podría desatar cualquier calamidad. Pero los cambios dependen de una negociación colectiva que, según el sindicato, no va bien, ya que la Autoridad del Canal de Panamá actúa “de mala fe”.
La ITF apoya las reivindicaciones de los trabajadores y trabajadoras del canal
La UCOC, sindicato representante del personal de remolcadores, está afiliada a la Federación Internacional de los Trabajadores del Transporte (ITF), que cuenta en sus filas con más de 20 millones de trabajadores y trabajadoras del transporte, entre ellos trabajadores de remolcadores de todas las regiones del mundo.
“La ITF condena la violenta opresión contra sus trabajadores por parte de la Autoridad del Canal de Panamá”, declara Edgar Díaz, secretario regional de ITF Américas.
“Expresamos nuestra solidaridad y nuestro apoyo a la lucha de estos trabajadores y trabajadoras, que simplemente ejercían su derecho a manifestarse, un derecho previsto en la Constitución panameña y en el reglamento del canal”, afirma Díaz.
“La ACP parece disfrutar de su estrategia de confrontación con la fuerza laboral, que dificulta cada vez más la discusión de los temas de seguridad”, añade.
“El canal es un recurso mundial que necesita una gestión adecuada. En lugar de ello, la ACP se esconde detrás de una brutal actuación policial y desvía el foco de atención de su total incapacidad para abordar la creciente crisis de seguridad”
El coordinador de la Sección de Navegación Interior de la ITF, Fabrizio Barcellona, se hace eco de los comentarios de Edgar Díaz.
“El sindicato local y la ITF a nivel regional están tratando de colaborar con las autoridades panameñas para mejorar la seguridad del canal. El personal está haciendo jornadas demasiado largas, lo que compromete la seguridad de las tripulaciones y de los buques, además de la seguridad del propio canal de Panamá”, afirma Barcellona.
“¿Y qué han obtenido estos trabajadores por atreverse a plantear su legítima preocupación por la seguridad del canal? Una represión policial extrema, que ha puesto en peligro las vidas de estos sindicalistas y las del público en general”.
Barcellona informa que ha recibido mensajes de miembros de la familia mundial de remolcadores de la ITF de todos los rincones del mundo en los que expresan su preocupación por la situación en el país centroamericano.
“A nivel internacional, estamos conmocionados al ver estas imágenes y conocer la violencia que se está ejerciendo contra el personal de remolcadores en Panamá. Las autoridades del canal, la policía y el Gobierno deben comprender que esta vía navegable está bajo lupa tras los sucesos de Suez de este año. El mundo está muy atento”, señala Barcellona.
Los problemas de seguridad son “bien conocidos” y abocan al desastre
La brutalidad policial tampoco ha pasado desapercibida para los sindicatos europeos, profundamente preocupados por la represión violenta de la Policía Nacional de Panamá.
Jacques Kerkhof es el secretario federal del Departamento Marítimo del Sindicato Belga de Trabajadores del Transporte (BTB/UBT), un sindicato que lleva mucho tiempo preocupado por los abusos salariales que cometen las empresas mundiales de transporte y logística contra los trabajadores de las economías en desarrollo, en el marco de una estrategia conocida como “dumping social”.
Kerkhof explica que el BTB y otros sindicatos de la Federación Europea de los Trabajadores del Transporte (ETF) están indignados por la situación en Panamá. Kerkhof preside el Comité de Remolcadores de la ETF y está en contacto periódico con su homólogo panameño, que lo mantiene informado de la violencia que está ejerciendo la policía contra los miembros de la UCOC.
“Esta reacción policial es inaceptable”, sostiene Kerkhof en referencia a Panamá. “A todos, incluidos los armadores que utilizan el canal, nos conviene que se aborden los problemas de seguridad y se llegue rápidamente a una solución”.
Kerkhof señala que los administradores del canal de Panamá gestionan un servicio esencial de importancia mundial, al igual que la Autoridad del Canal de Suez. Deben ver el canal desde esta perspectiva, afirma, y no solo como un activo nacional o un lugar de trabajo habitual.
“Con la actual gestión de la seguridad no sería de extrañar que el canal se llegara paralizar a causa de un accidente como el ocurrido con el Ever Given en Suez. Esta mala gestión provocaría una crisis económica mundial”, subraya.
Las dificultades que afronta el personal y sus consecuencias para la seguridad en el canal de Panamá son bien conocidas dentro de la industria naviera mundial, recuerda Kerkhof. En 2018, un informe independiente ya advirtió de los peligros de la fatiga de la fuerza laboral. Kerkhof vislumbra problemas si no se toman medidas para abordar el exceso de trabajo y el cansancio.
“La ACP es muy imprudente al buscar de forma constante una reducción de costos, independientemente de las repercusiones para la seguridad. En lugar de invertir en buques adecuados y en su gente, los administradores del canal optan por ejercer una presión insostenible sobre las mujeres y los hombres que trabajan en esta vía navegable, imponiéndoles turnos agotadores y peligrosos”.
“Cuando se combina la falta de mantenimiento con los largos turnos y el cansancio, se crea una situación que aboca al desastre”, lamenta Kerkhof.
Kerkhof y sus colegas son cada vez más claros en sus advertencias sobre los peligros de los recortes y las presiones a la baja sobre los contratistas de remolque en todo el mundo, especialmente desde que el Ever Given pusiera al sector en el punto de mira mundial.
“El sector de los remolcadores está sometido a una presión constante en todo el mundo”, indica. “En un país, se trata de los falsos autónomos. En otro, de la competencia desleal a través del dumping social, y así sucesivamente”.
“Pero el problema está siempre impulsado por el mismo fenómeno: son las grandes multinacionales, situadas en la cima de la cadena del transporte marítimo, las que consideran demasiado elevados los costos de un transporte esencial como este”.
Una buena política de seguridad debe basarse en unos buenos salarios y condiciones laborales. Esto es fundamental para evitar catástrofes como la del Ever Given en el canal de Suez “o algo mucho peor”, advierte Kerkhof.
“Por todo ello, hago un llamamiento a todos los grandes armadores del mundo y a las marcas globales que los contratan para transportar sus mercancías: en su propio interés, en el interés de nuestros trabajadores y trabajadoras de remolcadores y en el de la economía mundial, concedan una parte equitativa del pastel a cada elemento de la industria del transporte. Es la única forma de actuar de manera segura”, concluye.