Los 22 rehenes (el primer oficial continúa desaparecido y uno de los marinos se suicidó durante su cautiverio) se encuentran ya a salvo en sus países de origen, pero ahora necesitan urgentemente ayuda para reconstruir su vida. Muchos de ellos sufren problemas médicos.
El presidente de la Sección de Gente de Mar de la ITF, Dave Heindel, explica: “Toda la industria marítima es consciente de cuánto sufrieron estos marineros y sus familias durante los últimos tres años, por eso no nos sorprende la ayuda económica que están ofreciendo algunas personas del sector. Sin embargo, nos gustaría que, especialmente el Estado de abanderamiento del buque —en este caso, Panamá— se una a estas personas y a nosotros y apoye la ayuda humanitaria que les estamos ofreciendo”.
Y continúa: “Lamentamos que el Estado de abanderamiento no cumpliera su obligación de proteger a estos marineros durante su cautiverio, tal y como dispone la OMI, a pesar de que servían en un navío que enarbola su bandera. Ahora tienen la oportunidad de contribuir a su sustento y rehabilitación”.
Y concluye: “La crueldad y la barbarie infligida a estos marineros debe servirnos de recordatorio constante de las razones por las que debemos luchar y procesar a los piratas”.
El Iceberg 1 fue capturado en marzo de 2010. Los piratas sometieron a la tripulación a torturas y a inanición. El armador, Azal Shipping de Dubái, abandonó la embarcación sin seguro cuando fue capturada. Se marchó sin pagar salario alguno, ni a los marineros, ni a sus las familias.
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