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Huelga de hambre de los marinos hospitalizados en Kuwait para evitar que sus familias pasen hambre: la historia completa

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Tras 11 meses sin que sus familias recibieran sus salarios, 19 marinos a bordo del granelero MV Ula en el puerto de Shuaiba (Kuwait) han iniciado una huelga de hambre.

La tripulación, oriunda de la India, Turquía, Azerbaiyán y Bangladés, exige su repatriación inmediata y el pago de 410 415,65 dólares adeudados en concepto de salarios.

Se han negado a ingerir ningún alimento desde el 7 de enero y han declarado que no pueden comer mientras que sus familias estén pasando hambre. La huelga de hambre continúa ahora en febrero.

 “Sólo bebemos agua para mantenernos con vida”, señaló uno de ellos.

 Seis de los tripulantes ya han sido hospitalizados para estabilizar su presión arterial y niveles de glucemia antes de ser devueltos al buque. Los marinos corren el riesgo de morir si continúan negándose a recibir alimentos.

“Nuestras familias no están recibiendo ningún dinero para comprar alimentos, ni cubrir necesidades básicas ni tratamiento médico”, explicó uno de los marinos.

“La tripulación lleva 14 meses en el buque, y algunos de los marinos, más de 19. Uno de ellos lleva 26 meses a bordo. Estos marinos piden a Kuwait que los sustituya por tripulantes locales para poder regresar a sus hogares”, señaló Mohamed Arrachedi, coordinador de la Red del Mundo Árabe e Irán de la Federación Internacional de los Trabajadores del Transporte. “Hace 11 meses que no reciben su salario”.  

Arrachedi indicó que la ITF, que lleva mucho tiempo atenta al caso y apoyando a los tripulantes, les ha ofrecido asistencia jurídica.

Hace más de un año, en septiembre de 2019, la ITF se puso en contacto con las partes que tienen obligaciones y responsabilidades para con la tripulación. Entre ellas se encuentra el armador catarí y su aseguradora. Desde entonces, la ITF ha luchado una y otra vez para obtener alimentos, agua y el pago de los sustanciales salarios adeudados a la tripulación.

La ITF también denunció el abandono de la tripulación ante organismos mundiales como la Organización Internacional del Trabajo y la Organización Marítima Internacional.

Cuando Arrachedi recibió la llamada de ayuda de la tripulación, el MV Ula se encontraba en Irán, sin luz ni combustible, y con muy escasas provisiones de alimentos y agua.

“En aquel momento, 25 tripulantes que se encontraban a bordo enfermaron debido a la falta de medicamentos, agua potable y alimentos”, señaló un tripulante.  “A veces solo teníamos suficientes provisiones para comer una vez al día”.

La tripulación hizo pancartas para atraer una mayor atención hacia su caso. “Por favor, ayúdenos. ITF, organización salvadora de almas, ángel del mar. La voz que reclama en nombre de los marinos: la ITF”, rezaban las pancartas.

Buque detenido en Kuwait, director de la compañía buscado para su detención en Catar

La ITF continuó presionando para obtener los salarios pendientes, y el armador realizó el pago de una parte de los salarios adeudados a algunos de los tripulantes. En abril de 2020, la ITF insistió en que se dejara entrar al buque al puerto de Shuaiba, en Kuwait. Pero la tripulación seguía sin tener permiso para bajar a tierra.

Cuando el pago de salarios se interrumpió por tercera vez, las tensiones a bordo aumentaron y cuatro marinos fueron encerrados en sus camarotes. El capitán informó a las autoridades de Palaos y Kuwait que se había producido un motín a bordo.

“No vimos el sol ni la luna, ni sentimos la brisa durante cuatro meses y 16 días”, recuerda un marino del MV Ula. “Era como estar en la cárcel”.

Se formó un comité especial con representantes de la OIT, la OMI, la ITF, los armadores cataríes, la Embajada de la India, y el Estado de abanderamiento de Palaos, donde estaba registrado el buque. Pero no se llegó a una solución. 

En mayo, la Autoridad Portuaria de Kuwait intervino y detuvo al buque y su carga de materiales para la fabricación de escoria. Las autoridades destaparon que la compañía armadora Aswan Trading and Contracting, de Catar, figuraba en una lista negra desde el 13 de febrero de 2017, y que las autoridades policiales y judiciales de Qatar buscaban al director de la compañía.

Cuando se abandona un buque, el Estado de abanderamiento suele intervenir para preservar la vida de la tripulación y garantizar que se paguen los salarios adeudados. 

“Palaos no ha cumplido con su oblijgación”, sostiene Arrachedi. “La ITF denunció en reiteradas ocasiones la falta de provisiones y el impago de salarios, pero no se ha adoptado ninguna medida”.

Tras deliberaciones con la ITF, la OMI y las autoridades de Kuwait, Palaos canceló la matrícula del buque en septiembre de 2020 sin haber dado respuesta a las reivindicaciones de la tripulación. Se determinó que eso permitiría a Kuwait obtener una mejor solución para el problema. Esta situación pone en evidencia la falta de poder y disposición por parte de los Estados de abanderamiento para adoptar medidas adecuadas en circunstancias como estas.

“Dado que el buque actualmente no tiene bandera, corresponde a las autoridades marítimas de Kuwait resolver la situación. Kuwait tiene la responsabilidad jurídica y moral de salvar a esos marinos mientras haya tiempo. Como siempre, la ITF está alerta para prestar ayuda en todo lo posible”, señaló Arrachedi.

 

Las familias afectadas por el COVID deben recibir miles de dólares adeudados en concepto de salarios

En septiembre se dio de baja a seis tripulantes, incluidos tres que habían estado confinados en sus camarotes, pero sin los salarios que les correspondían. La pérdida de puestos de trabajo e ingresos en sus países de origen debido al COVID supone que el impago de salarios acarree consigo graves problemas para los marinos y sus familias.

“Mi madre, mi padre, mi hermana y mi hermano menor dependen de mí desde que mi padre perdió su empleo debido a la pandemia de COVID-19”, explicó un marino de a bordo. “Ahora soy el único que tiene empleo, pero llevo 11 meses sin cobrar mi salario. Mi familia solicitó un préstamo, pero no puede pagarlo”.

En casos de abandono, el seguro del buque o el armador suelen cubrir parte de los salarios de la tripulación.  Pero la aseguradora no está afiliada al Club de P&I, y, dado que la Autoridad Portuaria de Kuwait ha facilitado el cambio de tripulación para sustituir a la tripulación, el armador se niega a pagar. La tripulación insta ahora a las autoridades de Kuwait a que tomen cartas en el asunto.

La tripulación se queja de que la Autoridad Portuaria de Kuwait sigue repitiendo que “muy pronto obtendrán sus salarios y regresarán a sus casas”.   

“Pero eso es lo que nos vienen diciendo desde hace cinco meses”, explicó el marino. “Llevamos casi 12 meses viviendo sin un dólar. No sabemos cuántos meses más podremos resistir. Precisamos garantías por escrito”.

La tripulación del Ula señala que, durante todo este tiempo, las autoridades que debían intervenir no lo han hecho.  

“El Estado de abanderamiento no ha hecho nada”, explicó uno de los marinos.  “La Autoridad Portuaria de Kuwait cubrió las necesidades básicas a bordo, pero nuestras familias no han recibido nada. Ellos también precisan comer”, señaló.

La ITF ha reiterado su ofrecimiento de asistencia jurídica y ha instado a las autoridades de Kuwait a que solucionen el asunto urgentemente. Mohamed Arrachedi, de la ITF, está preocupado por el bienestar de la tripulación.

“Estar en huelga de hambre desde el 7 de enero es algo muy serio que requiere la adopción de medidas urgentes”, indicó.

“Hay vidas en riesgo. Creemos que las autoridades de Kuwait cuentan con los instrumentos suficientes para dar los pasos excepcionales necesarios que garanticen el pago de salarios a la tripulación y su correspondiente repatriación. La ITF está alerta para prestar ayuda en todo lo posible”.

La huelga de hambre de la tripulación continúa. 

 

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