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El nuevo pesimismo en la aviación, resultado de desatender la vacunación en los países pobres

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En este Día Internacional de la Aviación Civil deberíamos tener la vista puesta en el futuro, en los desafíos que nos imponen la recuperación económica y el cambio climático. Sin embargo, seguimos atrapados por el devastador impacto que la pandemia de COVID-19 está asestando al personal del transporte aéreo —y al sector en su conjunto— en todo el mundo.

Los Gobiernos de algunos países ricos han vuelto a anteponer sus programas de vacunación nacional a la gestión de la pandemia como una emergencia planetaria. Lamentablemente, la propagación de nuevas y peligrosas variantes del virus está haciendo retroceder la ya frágil recuperación del sector.

El precio de estas anteojeras políticas lo están pagando los trabajadores y las trabajadoras de la aviación. La respuesta impulsiva de los Gobiernos a la variante ómicron y el endurecimiento de las restricciones de viaje están dando lugar a una nueva ola de devastación que golpea a una industria ya asolada por la pandemia. Desde que la Organización Mundial de la Salud designara la ómicron como una “variante preocupante”, al menos 56 países han reintroducido restricciones de viaje, lo que prolongará las consecuencias sociales, económicas y mentales que padecen las trabajadoras y los trabajadores de la aviación, por no hablar de los efectos directos sobre la salud.

Pero no tendría por qué ser así. El secretario general de la ITF, Stephen Cotton, advirtió que “la desigualdad en el acceso a las vacunas y tratamientos a nivel mundial constituye una amenaza existencial a la seguridad personal de los trabajadores y trabajadoras del transporte, pero también a la resiliencia de las cadenas de suministro y a la revitalización de la economía mundial”.

Los sindicatos de todo el mundo, incluida la ITF, llevan meses proclamando que nadie estará a salvo hasta que todas y todos lo estemos. La profesora Sarah Gilbert, creadora de la vacuna de Oxford, ya había advertido del riesgo de aparición de nuevas variantes peligrosas que suponía no proporcionar vacunas a los países más pobres, señalando que “la prioridad debería ser vacunar lo más rápido posible al mayor número de personas”.

“No es la primera vez que la recuperación da un paso atrás. La variante ómicron se une a las cepas alfa y delta, que también supusieron importantes retrocesos. Lo que necesita la aviación para su supervivencia es coherencia y estabilidad. Nos encontramos ante una crisis sanitaria de alcance mundial que requiere una solución integral: vacunar a todo el mundo”, afirma Gabriel Mocho Rodríguez, secretario de Aviación Civil y Servicios Turísticos de la ITF.

La Sección de Aviación Civil de la ITF encabeza los llamamientos a los Gobiernos para que dejen de bloquear el acceso universal a las vacunas, aprueben la exención del Acuerdo sobre los Aspectos de los Derechos de Propiedad Intelectual relacionados con el Comercio (ADPIC) y eliminen cualquier otra barrera que impida a todos los países el acceso a pruebas diagnósticas, tratamientos y vacunas para poner fin a esta pandemia. Estas reivindicaciones están respaldadas por sindicatos que representan a más de 200 millones de trabajadores y trabajadoras.

“A medida que se hace sentir la realidad de la variante ómicron, el sector de la aviación teme volver a cosechar los estragos provocados por la codicia de otra industria. Todos los países de la OMC deben acordar una exención. El Reino Unido, la UE y Suiza están anteponiendo los intereses comerciales a la lucha mundial contra la pandemia”, añade Mocho Rodríguez.

Esta variante está retrasando la recuperación del sector aéreo y suscitando preocupación por el bienestar de la fuerza laboral, que tantas penurias ha padecido ya. La incoherencia en el cierre de fronteras resulta desestabilizadora, y el aumento del precio de las pruebas diagnósticas está agudizando la desigualdad de acceso a los viajes.

“Necesitamos coherencia. Necesitamos estabilidad. Necesitamos que las autoridades gestionen la respuesta a la pandemia con equidad. Los trabajadores y las trabajadoras de la aviación reivindican una estrategia más equitativa: nuestra industria depende de ello”, añade Mocho Rodríguez.

Otro problema surgido de la pandemia es el alarmante aumento del número de pasajeros perturbadores. La respuesta internacional ha sido escasa hasta hace poco. En la conferencia sobre el COVID-19 organizada por la Organización de Aviación Civil Internacional (OACI), la ITF impulsó la ratificación mundial del Protocolo 14 de Montreal, que pretende armonizar las respuestas que dan los países a los viajeros insubordinados. Cuantos más países lo ratifiquen, más protegido estará el personal de tierra y de vuelo.

A pesar de la desalentadora situación actual, queremos celebrar y dar las gracias de corazón a nuestras organizaciones afiliadas del sector de la aviación por su magnífica respuesta frente a la pandemia y los cambios que esta ha impuesto a todo el sector. Su fuerza y su compromiso nos servirán de guía para superar esta crisis y lograr una industria más saludable y resiliente. Cuando se restablezca la libertad de viajar, sabemos que podremos contar con todos los miembros de la comunidad de la aviación civil para ayudarnos a volar de forma segura.

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