La aviación está luchando por su supervivencia durante la pandemia del COVID-19. No podrá ganar esta batalla por sí sola. Debemos adoptar ya decisiones audaces que definan el futuro de la industria y las vidas de millones de pasajeros, trabajadores y trabajadoras de la aviación y nuestras comunidades.
Hoy, la ITF formula diez reivindicaciones a los Gobiernos y a los empleadores para salvar la industria de la aviación y ayudar a reconstruir nuestra economía y sociedad mundiales.
El colapso de la aviación obstaculizaría radicalmente la reconstrucción de la economía y la sociedad mundiales una vez que la pandemia termine. Millones de personas que trabajan en las cadenas de suministro de la aviación perderían sus empleos. La forma en que viajamos y transportamos muchas mercancías tendría que cambiar fundamentalmente, lo cual sometería a presiones sin precedentes a otros medios de transporte que ya se esfuerzan por transportar mercancías y pasajeros. Permitir el colapso de la industria profundizaría el daño irreversible que el COVID-19 ha infligido a nuestra economía mundial.
Necesitamos que los responsables políticos adopten decisiones audaces, de mucho más alcance que otros paquetes de ayuda ofrecidos a la industria en tiempos de crisis. La situación a la que se enfrenta el sector de la aviación no tiene precedentes, y, por lo tanto, el apoyo no puede compararse con los ofrecidos con anterioridad. Desde que estalló la crisis, hemos visto desplomarse el número de pasajeros en un 49 % con respecto al año 2019 (IATA) —cifra que sigue aumentando a medida que se propaga la pandemia de una región a otra, se agravan los problemas de salud y comienzan a cerrar sus fronteras los países de todo el mundo—.
Esta crisis está minando la confianza en las aerolíneas y, al mismo tiempo, está repercutiendo en los trabajadores y las trabajadoras de los sectores que prestan servicios de apoyo, lo cual multiplica el efecto de destrucción de empleos en toda la cadena de suministro.
No solo nos preocupa la seguridad financiera a corto plazo: la falta de inversiones adecuadas a largo plazo en las aerolíneas repercutirá en la lucha contra el cambio climático. La inversión en nuevas flotas resulta vital para garantizar el crecimiento continuado de la aviación y, paralelamente, lograr que su huella de carbono sea sostenible.
Las aerolíneas tienen costos operativos elevados, por lo que cualquier paquete de recuperación costará miles de millones, dependiendo de la duración y el alcance de la pandemia. Aunque estas cifras astronómicas puedan atemorizar en un principio a quienes formulan las políticas, son una inversión rentable en nuestro futuro si se realizan activando los mecanismos adecuados.
La aviación tiene una amplia experiencia en recuperarse de las conmociones y crisis económicas. Aunque la industria se encuentra ahora en dificultades, su crecimiento futuro podría ser de hasta el 20 % en ciertas regiones. Sin embargo, el sector aéreo depende de la planificación y la coordinación a largo plazo. Tanto si se trata de inversiones en programas de capacitación para formar a los futuros pilotos y controladores de tráfico aéreo como de la colaboración con las empresas fabricantes de aeronaves para desarrollar aviones más eficientes, o con los Gobiernos en los principales programas de infraestructura, estas inversiones a futuro pueden tardar una década en planificarse y realizarse.
Luego del 11 de septiembre de 2001, que se tradujo en una crisis para el sector aéreo, muchos de los paquetes de recuperación puestos en práctica estuvieron supeditados a la erosión de las condiciones laborales de los trabajadores y las trabajadoras y a una mayor privatización de la industria. Esta estrategia y este enfoque condujeron a la competencia desleal en el mercado y a la escasez de mano de obra en áreas críticas, como pilotos y técnicos, al ser la demanda superior a la oferta.
Este enfoque y estas medidas permitieron que la industria aeronáutica se recuperara, pero las condiciones laborales de algunos empleados y empleadas jamás volvieron a su nivel anterior, a pesar de que las compañías aéreas y los proveedores de servicios volvieron a ser rentables.
Necesitamos un plan alternativo y radical que construya la industria de la aviación que todos queremos ver en el futuro: un sector aéreo que satisfaga nuestras necesidades de manera segura, invierta en los mejores y más modernos equipos para reducir su impacto medioambiental, proporcione empleos dignos y estables a los trabajadores y las trabajadoras, y garantice precios asequibles para los consumidores.
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