Esta semana se cumple un año de la muerte de Ravindu Telge, segundo oficial del Maersk Patras, tras caer por la borda cuando desamarraba los contenedores del buque, mientras navegaba por la vía marítima del San Lorenzo, en Quebec (Canadá).
Asegurar y desamarrar los contenedores con el buque en movimiento son labores sumamente peligrosas, condenadas por el Sindicato Canadiense de Empleados Públicos (CUPE) y la ITF, que llevan tiempo pidiendo al puerto de Montreal y al Ministerio de Transportes de Canadá que las prohíban.
El día de su muerte, el compañero Telge había terminado su guardia habitual, desde la medianoche hasta las 4:00. Más tarde, esa misma mañana, lo llamaron para que se encargara de un turno de trabajo duro en la cubierta. Los operadores de las terminales obligan a los portacontenedores que hacen escala en el puerto de Montreal a desamarrar todos los contenedores y aflojar los cierres antes de llegar al puerto, para ahorrar tiempo y dinero. Esto obliga a los marinos —cuya auténtica función consiste en mantener y hacer navegar el barco— a realizar las tareas de trincaje, además de su propio trabajo.
Si el compañero Telge hubiera terminado de trincar los contenedores, habría vuelto a hacer guardia al mediodía. Lamentablemente, alrededor de las 9:00, Telge cayó por la barandilla mientras sostenía una barra de amarre de cuatro metros.
La ITF está esperando recibir una copia de las conclusiones iniciales de la investigación del Ministerio de Transportes. Para su vergüenza, la Junta de Seguridad del Transporte de Canadá —la autoridad nacional encargada de investigar los accidentes marítimos— se negó a cumplir sus obligaciones y subcontrató su responsabilidad al Estado del pabellón de Singapur, donde estaba matriculado el buque.
Por una triste casualidad, el Maersk Patras hizo escala en Montreal coincidiendo con el primer aniversario de la muerte del compañero Telge. Los representantes sindicales de los portuarios del Local 375 del CUPE, acompañados por el inspector de la ITF Vince Giannopoulos, subieron a bordo del buque para informar al capitán de que los estibadores del puerto querían honrar la memoria de su compañero fallecido y ofrecer regalos a la tripulación. El capitán y la tripulación accedieron a unirse a los estibadores en el muelle para realizar una breve ceremonia.
Sylvain Charron, vicepresidente de CUPE 375, transmitió el pésame de sus miembros a la familia de Telge.
“Esto siempre ha afectado a los marinos. Su trabajo ya es de por sí bastante duro. En invierno, las temperaturas pueden llegar a -30°. El trincaje es un trabajo peligroso y duro. No creemos que sea justo que el compañero Telge pierda la vida por hacer un trabajo que no le corresponde. Enviamos a su familia nuestros respetos y esperamos que puedan encontrar la paz.
“El compañero Telge tenía 31 años cuando murió; habría sido su cumpleaños hace dos días, el 17 de mayo, pero ya nunca cumplirá 32 años. Solo podemos imaginar el dolor que sentirá su familia en Sri Lanka”.
Charron añadió: “Espero que su familia sepa que CUPE 375 no olvidará su pérdida y que seguiremos luchando por la seguridad de la gente de mar en los buques que lleguen a nuestro puerto”.
El coordinador de la ITF en Canadá, Peter Lahay, declaró: “Hemos hecho nuestros deberes. Sabemos que la presión a la que se somete a la tripulación para que se encargue del trincaje solo sirve para ahorrar a la industria un puñado de dólares.
“Así se lo hemos transmitido al puerto de Montreal y al Ministerio de Transportes de Canadá. No parece importarles que la gente de mar se encargue de este peligroso trabajo. De hecho, parecen estar conformes con que continúe esta práctica cruel y peligrosa. El compañero Telge fue un joven marino que dio su vida innecesariamente. No tuvo elección. Así sucede a bordo: o haces el trabajo o te invitan a volver a casa.
“Los marineros son altamente explotables y propensos a realizar trabajos peligrosos, como la sujeción de la carga. No hay mayor crueldad que la de los operadores que se aprovechan de eso. Esta práctica debe desaparecer”.
Recordemos a los fallecidos y luchemos con uñas y dientes por los vivos.
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