El Grupo de Representantes de la Gente de Mar ha logrado incorporar la obligación de los empleadores marítimos de proporcionar acceso a sus tripulantes a los medios de comunicación social —incluido el acceso a Internet— en las enmiendas para actualizar el Convenio sobre el trabajo marítimo (MLC) de 2006. Sin embargo, se sienten decepcionados por la posibilidad de que los armadores y los Gobiernos pretendan cobrar por ese acceso.
El MLC es un tratado internacional diseñado para proteger los derechos de la gente de mar que ha sido ratificado por más de 100 países, que representan más del 90% de la flota mundial. En uno de sus apartados establece que los Gobiernos, los armadores y los representantes de la gente de mar deben reunirse de forma periódica para revisar el convenio y mantenerlo actualizado. La última reunión del Comité Tripartito Especial (STC) concluyó el 13 de mayo en Ginebra con un acuerdo sobre una serie de enmiendas, entre ellas el compromiso de proporcionar una mejor conectividad social a la gente de mar.
“Durante la pandemia de COVID-19 aprendimos mucho, y eso nos ha impulsado a mejorar el MLC”, señaló Mark Dickinson, vicepresidente de la Sección de Gente de Mar de la Federación Internacional de los Trabajadores del Transporte (ITF), vicepresidente del STC y portavoz del Grupo de Representantes de la Gente de Mar.
“Trabajar en el mar durante largos periodos puede hacer que uno se sienta aislado”, comentó Dickinson, “y la falta de contacto con el mundo exterior puede tener serias repercusiones para el bienestar de la gente de mar, tal como vimos en su peor expresión durante la pandemia”.
“Poder mantener el contacto con la familia y las amistades no es solo algo deseable, sino también un derecho humano básico. Es por eso que luchamos con tanto denuedo para lograr que se proporcione acceso a Internet a la gente de mar y que se incluya una cláusula de cumplimiento obligatorio en el MLC”.
A pesar de que los buques ya cuentan con la tecnología necesaria para brindar acceso a Internet, los armadores se resistieron a este cambio. Insistían en que deberían poder limitar el acceso y cobrarle a la gente de mar por la conectividad a Internet.
El Grupo de Representantes de la Gente de Mar ejerció presión para garantizar que todo cargo que pudiera aplicarse a la gente de mar se considerara una excepción y que, en caso de imponerse cargos, estos fueran razonables. También se alentó a los Gobiernos a aumentar el acceso a Internet en los puertos y fondeaderos asociados sin costo para el personal marítimo.
Los derechos de repatriación siguen siendo arcaicos
En la reunión, las partes no pudieron llegar a un acuerdo sobre las enmiendas a las condiciones de repatriación contenidas en el MLC que exigía el Grupo de Representantes de la Gente de Mar. El grupo solicitó ampliar la responsabilidad de los armadores por la repatriación de su personal al finalizar sus contratos de servicio de manera que cubra el trayecto completo hasta la llegada a su lugar de residencia.
Para la mayoría de la gente de mar, el viaje de regreso a casa es considerablemente más largo de lo que cubren los armadores en la actualidad. Por ejemplo, una persona de Filipinas que vive en Dávao puede verse abandonada en el aeropuerto de Manila, a 2500 km de su casa. Desde ahí deberá tomar otro vuelo, de unas dos horas y media, con un costo de 2500-3000 pesos filipinos. En ese tramo final, el empleador ya no cubre los costos médicos, de seguros u otros gastos.
Tal como vimos durante la pandemia, muchos tripulantes se vieron seriamente perjudicados por las medidas de cuarentena adoptadas por muchos países, lo que ha exacerbado el riesgo de tener que afrontar complicaciones y costos para poder llegar a su domicilio real.
“Los armadores rechazaron rotundamente la propuesta, a pesar de los intentos de buscar una solución intermedia”, comentó Dickinson. “Como representantes de la gente de mar, estamos decepcionados. Nos alienta el apoyo que recibimos de algunos Gobiernos, pero, aun así, es la primera vez en la historia del STC que un grupo ha rechazado una enmienda de manera categórica”.
El secretario general de la ITF, Stephen Cotton, declaró que la negativa de los armadores a negociar este punto resulta angustiante en vista de todo lo que la gente de mar debió soportar al quedar atrapada por las restricciones impuestas durante la emergencia sanitaria.
“Es una pena que, después de toda la colaboración que hubo durante la pandemia, cuando trabajamos juntos a lo largo y ancho de la industria para defender los derechos de la gente de mar, los armadores no hayan podido siquiera sentarse a dialogar, sobre todo para tratar un tema tan importante para su fuerza de trabajo. Estoy seguro de que los costos de los ejecutivos de las empresas de transporte marítimo están cubiertos de puerta a puerta. Entonces, ¿por qué no merece tener el mismo derecho la gente de mar, en especial considerando la crisis del costo de vida que muchos están padeciendo?”.
Un grupo de Gobiernos de la UE también propuso una enmienda para lograr un mayor compromiso con el periodo máximo de facto de 11 meses de servicio durante el cual la gente de mar puede permanecer embarcada antes de que los armadores estén obligados a repatriarla. Los armadores, al igual que algunos Gobiernos, insistieron en incorporar una mayor flexibilidad y exigir 12 meses de servicio en el mar antes de poder desembarcar, en especial para los aprendices. El Grupo de Representantes de la Gente de Mar se negó a aceptar esta modificación, preocupado por la seguridad y el agotamiento físico y mental del personal.
“Es difícil creer que en 2022 tengamos que argumentar que 12 meses es demasiado tiempo”, señaló Cotton. “Y esto ni siquiera tiene en cuenta el hecho de que las dotaciones de tripulantes se han reducido a la mitad y que los permisos para bajar a tierra están más restringidos que nunca. Los armadores sostienen que la gente de mar tiene libertad de elección, pero ellos tienen todo el poder, por lo que en realidad esto equivale a trabajo forzoso”.
Otras enmiendas
El STC acordó introducir una serie de enmiendas significativas al MLC, entre las que se incluyen las siguientes:
- Deberán proveerse equipos de protección personal/individual en diferentes tallas que se ajusten al físico de los tripulantes, incluidas las mujeres.
- Se brindará un mejor acceso gratuito a agua potable, víveres de calidad y dietas equilibradas en el marco de las reglas de alimentación y servicio de fonda.
- Se aclararon las responsabilidades de los Gobiernos de facilitar información a la gente de mar sobre los sistemas obligatorios de protección que deben implementar las agencias de contratación y colocación.
Asimismo, el STC aprobó varias resoluciones que orientarán su trabajo futuro, concretamente en lo relativo a la erradicación del acoso sexual en el mar, la sostenibilidad de las disposiciones de protección financiera por parte de los clubes de protección e indemnización y las aseguradoras, y la capacidad de la gente de mar de exigir a los armadores el cumplimiento de los contratos de empleo.
En sus comentarios finales, Dickinson afirmó sentirse decepcionado por el hecho de que, desde que el MLC entró en vigor, los armadores parecen concentrarse en acordar cambios de carácter técnico, en lugar de resoluciones que contribuyan a la mejora continua de las condiciones de la gente de mar.
“Han perdido de vista el objetivo tripartito original del MLC de mejorar las normas mínimas aplicables a la gente de mar. A menos que cambien de rumbo, habrá consecuencias profundas para el futuro de la industria marítima”.
Por su parte, Cotton instó al sector a seguir haciendo frente a los desafíos de forma colectiva y aprovechar las oportunidades de hacer del transporte marítimo una opción profesional digna y segura para la gente de mar, en especial de atraer a las mujeres a la industria.
“Durante la pandemia, la ITF y la ICS trabajaron muy bien juntas y con otros actores de la industria marítima, como el IMEC, por lo que sería una verdadera lástima que no continuáramos trabajando en conjunto con el mismo espíritu. El trabajo decente para la gente de mar debe ser un elemento central de todo este esfuerzo”.
FIN
Acerca de la ITF: La Federación Internacional de los Trabajadores del Transporte (ITF) es una federación de sindicatos del transporte democrática, encabezada por sus organizaciones sindicales afiliadas, reconocida como la principal autoridad mundial en materia de transporte. Luchamos fervientemente para mejorar la vida laboral, conectando a sindicatos y redes de trabajadores y trabajadoras de 147 países para garantizar los derechos, la igualdad y la justicia de sus miembros. Somos la voz de casi 20 millones de hombres y mujeres que mueven el mundo.
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