“La ITF y sus organizaciones sindicales afiliadas se han visto sacudidas por la trágica noticia de la muerte de cinco repartidores de comida a domicilio en las carreteras de Sídney (Australia) a lo largo de las últimas semanas. Desde aquí enviamos nuestras más sinceras condolencias a las familias de Bijoy Paul, Chow Khai Shien, Xiaojun Chen, Dede Fredy e Ik Wong, los jóvenes que perdieron la vida mientras trabajaban. También rendimos homenaje a todos los trabajadores y las trabajadoras cuyas muertes no aparecen en las estadísticas. Es posible que jamás lleguemos a saber cuántos trabajadores mueren realmente estando de servicio, ya que las muertes de los repartidores no suelen registrarse como siniestros laborales y los trabajadores migrantes pueden mostrarse reacios a reportar cualquier accidente.
A raíz de estas muertes, las autoridades de Nueva Gales del Sur han anunciado la creación de una comisión que investigará la normativa de seguridad de los repartidores de comida a domicilio. Una noticia que consideramos positiva, si bien debe ir acompañada de medidas nacionales e internacionales que afronten la naturaleza intrínsecamente explotadora, y en gran medida no reglamentada, de las plataformas digitales de trabajo.
Las plataformas digitales de reparto de comida a domicilio esparcen el mito de que están ofreciendo empleos flexibles, cuando la realidad que viven estos trabajadores lo desmiente de plano. En un empleo flexible no se rescinden los contratos sin previo aviso, y sin derecho de apelación, mediante una app, como les ha sucedido a miles de trabajadores y trabajadoras durante la pandemia de COVID-19. Estas plataformas digitales obligan a trabajar más de 60 horas a la semana a muchos de sus trabajadores sólo para llegar a fin de mes, porque dependen financieramente de los ingresos que obtienen mediante de estas microtareas. Un empleo flexible no es el que impide a los trabajadores alimentar a sus familias o les obliga a pisar el acelerador para conseguir cumplir los peligrosos objetivos que les imponen. Las plataformas digitales de microtareas clasifican erróneamente como autónomos a sus trabajadores, que siempre salen perdiendo en este modelo de negocio desigualitario, y solo genera beneficios a unos pocos, mientras deja a los trabajadores sin las prestaciones sociales que las empresas suelen ofrecer a sus empleados –como las bajas por enfermedad, el seguro médico, las vacaciones retribuidas y las oportunidades de capacitación y desarrollo profesional–. Los microtrabajos están exhacerbando las desigualdades preexistentes, que afectan de manera desproporcionada a los jóvenes, a las mujeres y a las personas de minorías étnicas y de origen migratorio.
Durante demasiado tiempo, las plataformas digitales de trabajo han podido operar en un vacío legal que prioriza la obtención de beneficios por encima de la vida humana. Ha llegado el momento de que Australia y otros Gobiernos cambien el curso de estas prácticas corporativas contrarias a los trabajadores y aseguren que las compañías de reparto de comida a domicilio concedan a sus empleados los derechos que les corresponden. En la ITF nos sentimos optimistas ante la creciente legislación en materia de protección de los trabajadores y trabajadoras. Hemos elaborado diez principios para las plataformas digitales de trabajo que les reclaman que dejen de clasificar erróneamente a sus empleados, les paguen unos salarios dignos, les garanticen seguridad laboral, la gestión de algoritmos y la protección de sus datos. La ITF insta a las compañías de microtareas y a los Gobiernos a que lleven a la práctica estas medidas para evitar más muertes innecesarias en la carretera”.
Stephen Cotton, Secretario General de la ITF