La retribución que ha recibido durante la pandemia el director ejecutivo de XPO, Bradley Jacobs, se produce en medio de un creciente escrutinio desencadenado por los desorbitados pagos de primas y dividendos que están recibiendo muchos altos directivos mientras sus empresas obtienen ayudas públicas.
XPO cuenta con más de 25 000 empleados y empleadas en el Reino Unido, donde desarrolla actividades de transporte y logística para muchos de los principales supermercados del país, como Morrisons, Co-op, Waitrose y Iceland.
El personal de XPO ha tenido que poner en riesgo su salud y la de sus familias trabajando ininterrumpidamente durante la pandemia; pero a diferencia de su director ejecutivo, estos no van a percibir ningún tipo de prima por COVID-19 a pesar de las presiones de los sindicatos Unite y GMB por que se produzcan estas retribuciones.
XPO se ha opuesto asimismo a compensar los salarios de los trabajadores y trabajadoras en suspensión, quienes perciben por parte del Gobierno únicamente el 80 % de su sueldo.
Según un análisis de las ayudas públicas a empresas con suspensiones de contratos laborales, XPO ha reclamado más de 100 millones de libras en subvenciones. Es posible que la empresa se haya acogido también a exenciones de impuestos sobre bienes inmuebles comerciales financiadas por los contribuyentes y valoradas en millones de libras.
Pese a las subvenciones millonarias que ha solicitado XPO para las suspensiones, la empresa declaró el año pasado una facturación de 16 500 millones de dólares. Solo en el segundo semestre, registró unos ingresos récord. En julio del año pasado, Jacobs recibió una prima en efectivo a largo plazo que podría alcanzar los 80 millones de dólares y una gratificación anual de 3,3 millones de dólares por su gestión de la pandemia del COVID-19.
Matt Draper, responsable nacional de Unite, ha declarado que “las primas ofrecidas al director ejecutivo suponen un varapalo para el personal de XPO, que ha puesto en riesgo su salud para que la empresa siguiera funcionando durante la pandemia”.
“Parece que existen claramente dos patrones: uno para los directivos y otro para el personal de primera línea, a quien se le ha negado todo tipo de retribución. Y para mayor indignación, parece que el dinero de los contribuyentes del Reino Unido ha ido a parar directamente al bolsillo del director ejecutivo estadounidense de la empresa”, añade Draper.
El responsable nacional de GMB, Mick Rix, ha manifestado que “el gasto de XPO en retribuciones a nivel ejecutivo es pura codicia: sobre todo en vista de la lentitud con que la empresa aplicó las medidas de distanciamiento social presentadas por el Gobierno del Reino Unido para los empleadores u otras disposiciones cuando empezó la pandemia”.
“En un momento dado, XPO empezó a animar a su personal a compartir la ropa especial para cámaras frigoríficas en sus instalaciones del supermercado Morrisons en Escocia; el sindicato GMB tuvo que intervenir”, comenta Rix. “Es el momento de que el personal de XPO reciba un trato digno y participe en los ingentes beneficios que ayuda a generar a la empresa”.
Se espera que XPO segregue las secciones logísticas de su negocio para operar como una empresa derivada con el nombre de GXO, cuya sede se abrirá en Londres. El objetivo de la nueva empresa será crecer rápidamente con la misma estrategia de fusiones, adquisiciones y absorciones que ha seguido hasta ahora. La empresa está negociando la ampliación de su contrato con la compañía de comercio en línea ASOS y ha cerrado otro contrato de cinco años con el Gobierno del Reino Unido para el almacenamiento de los bienes y vehículos del Control de Fronteras nacional. Jacobs espera obtener un rédito con estos cambios ya que será el propietario del 17 % de ambas empresas. Esta información ha salido a la luz antes de celebrarse virtualmente la junta general anual de la empresa el martes 11 de mayo.
Esta no es la primera vez que se ponen en entredicho las prácticas comerciales de XPO. En octubre del año pasado, un grupo compuesto por sindicatos de todo el mundo publicó un informe acerca de XPO que denunciaba explícitamente el robo de salarios mediante la clasificación errónea de trabajadores y la subcontratación de cadenas de explotación, infracciones graves en materia de salud y seguridad, discriminación y acoso sexual.
“XPO es un operador dañino en todo el mundo. Con su historial sobre salud y seguridad, y concretamente con su respuesta ante el COVID‑19, hubiéramos esperado que el director ejecutivo recibiera una sanción, no una recompensa”, argumenta el secretario de la Sección de Transporte Interior de la ITF, Noel Coard.
Los sindicatos británicos Unite the Union y GMB han manifestado estar seriamente preocupados con la respuesta de la empresa ante el COVID‑19, en especial en sus instalaciones de almacenamiento. En marzo del año pasado, el sindicato GMB calificó como “cuna de la enfermedad” al almacén de ASOS en Barnsley que gestiona XPO, cuyas condiciones laborales habían sido equiparadas a las de “oscuras fábricas satánicas”. Unos meses después, en junio, se declaró un brote de COVID‑19 en las instalaciones del supermercado Iceland que dirige XPO en Swindon, donde 70 trabajadores dieron positivo en las pruebas. Unite the Union aseveró que el personal tenía miedo de volver al trabajo y criticó la decisión de XPO de no poner en cuarentena las instalaciones para proteger a los trabajadores y trabajadoras.
Ante la celebración de la junta general anual de la empresa de mañana, los sindicatos del Reino Unido exhortan a los accionistas y clientes de XPO Logistics, entre los que se incluyen el Gobierno y los principales supermercados del país, a colaborar con los sindicatos para conseguir que la empresa valore a sus empleados y empleadas con unas retribuciones justas y observe las normas internacionales del trabajo.